Con la castración de nuestra perrita evitamos una enfermedad muy común llamada piómetra, que es una infección del útero, y que es la patología quirúrgica más frecuente de la perra, suele ocurrir a los dos meses pasado el celo y pone en riesgo la vida del animal, el útero se llena de pus.
Además, evitamos otros problemas del aparato reproductor como quistes ováricos y tumores uterinos, también frecuentes en perras mayores. Al no entrar en celo nuestra perrita no se cruzará por accidente, pudiendo contraer enfermedades veneras que existen en los perros. Además del necesario control de natalidad.
Son muy importantes las recomendaciones el día de la cirugía, las perritas tienen que venir al Hospital con al menos 8 horas de ayuno de sólidos y 4 horas de líquidos.
Antes de la cirugía realizamos un preoperatorio, en el cual realizamos un electrocardiograma para valorar la función del corazón, un Hemograma, para ver el nivel de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, y en la bioquímica, para valorar la funcionalidad hepática y renal para no llevarnos sustos con la anestesia.
En hembras, la esterilización consiste en retirar ambos ovarios y el útero, esto se realiza con cirugía bajo anestesia general. Normalmente la operación es muy rápida y requiere de pocos cuidados después de la misma, únicamente antibiótico y antiinflamatorio, con el fin de que no duela ni se infecte la pequeña incisión.
Tras la cirugía, nosotros recomendamos el uso de campana o collar isabelino porque, aunque la cicatriz que queda es muy pequeña, puede llegar a infectarse si la perrita se chupa. Además, los cuidados de la perrita en casa serán antibiótico y antiinflamatorio durante un periodo de entre 5 y 7 días. El mismo día de la cirugía la perrita puede irse a casa, pero si el propietario lo prefiere se puede quedar una noche en observación en nuestros Hospitales Privet que se encuentran abiertos 24 horas.